La Fotosíntesis.
La fotosíntesis o función clorofílica es la conversión de materia inorgánica en materia orgánica gracias a la energía que aporta la luz. En este proceso la energía lumínica se transforma en energía química estable, siendo el adenosina trifosfato (ATP) la primera molécula en la que queda almacenada esta energía química. Con posterioridad, el ATP se usa para sintetizar moléculas orgánicas de mayor estabilidad. Además, se debe tener en cuenta que la vida en nuestro planeta se mantiene fundamentalmente gracias a la fotosíntesis que realizan las algas, en el medio acuático, y las plantas, en el medio terrestre, que tienen la capacidad de sintetizar materia orgánica (imprescindible para la constitución de los seres vivos) partiendo de la luz y la materia inorgánica. De hecho, cada año los organismos foto sintetizadores fijan en forma de materia orgánica en torno a 100 000 millones de toneladas de carbono.
Los orgánulos cito plasmáticos encargados de la realización de la fotosíntesis son los cloroplastos, unas estructuras polimorfas y de color verde (esta coloración es debida a la presencia del pigmento clorofila) propias de las células vegetales. En el interior de estos orgánulos se halla una cámara que contiene un medio interno llamado estroma, que alberga diversos componentes, entre los que cabe destacar enzimas encargadas de la transformación del dióxido de carbono en materia orgánica y unos sáculos aplastados denominados tilacoides o lamelas, cuya membrana contiene pigmentos fotosintéticos. En términos medios, una célula foliar tiene entre cincuenta y sesenta cloroplastos en su interior.
Morfología Vegetal:
Tejido
| ||
Parénquimas
| ||
Tejidos de
| ||
La Hoja.
La hoja el órgano vegetativo y generalmente aplanado de las plantas vasculares, especializado principalmente para realizar la fotosíntesis. La morfología y la anatomía de los tallos y de las hojas están estrechamente relacionadas y, en conjunto, ambos órganos constituyen el vástago de la planta. Las hojas típicas —también llamadas nomofilos— no son las únicas que se desarrollan durante él ciclo de vida de una planta. Desde la germinación se suceden distintos tipos de hojas —cotiledones, hojas primordiales, prófilos, brácteas y antófilos en las flores— con formas y funciones muy diferentes entre sí. Un nomofilo consta usualmente de una lámina aplanada, de un corto tallito —el pecíolo— que une la lámina al tallo y, en su base, de un par de apéndices similares a hojas —las estípulas—. La presencia o ausencia de estos elementos y la extrema diversidad de formas de cada uno de ellos ha generado un rico vocabulario para categorizar la multiplidad de tipos de hojas que presentan las plantas vasculares, cuya descripción se denomina morfología foliar.
En las pteridófitas más primitivas las «hojas» son reducidas, no presentan haces vasculares y se denominan micro filos. Las «hojas» vascularizadas, los mega filos o frondes, son características de las pteridófitas modernas, son más desarrolladas y poseen haces vasculares. Muchas gimnospermas presentan un tipo de hoja sumamente característica, la hoja acicular, cuya lámina es una aguja verde, recorrida por una sola vena y terminada en una punta aguda. La mayoría de las monocotiledóneas tienen hojas con un aspecto característico. Son generalmente enteras, con venación paralela, y la vaina está siempre bien desarrollada. Las dicotiledóneas usualmente presentan hojas con limbo foliar, pueden ser pecioladas o sésiles y la base foliar puede ser estipulada o no. En este grupo de plantas puede haber hojas simples o compuestas. En el primer caso la hoja puede ser entera, hendida o lobada, partida o septada. En el caso de presentar hoja compuesta, la lámina foliar está dividida en varias subunidades llamadas folíolos, los que se hallan articuladas sobre el raquis de la hoja o sobre las divisiones del mismo. Cuando hay más de tres folíolos y según la disposición que adopten los mismos, la hoja puede ser pinnada cuando las subunidades o pinnas se hallan dispuestas a lo largo de un eje o raquis. Cuando las subunidades o folíolos se encuentran insertos en el extremo del raquis las hojas se llaman palmaticompuestas.
Haz: En Botánica se llama haz a la cara superior o cara adaxial del limbo de la hoja de una planta. Se diferencia del envés en que por lo general no posee estomas, tiene una cutícula algo más gruesa y posee menor abundancia de tricomas.
Limbo: En botánica se llama limbo foliar a la lámina que comúnmente forma parte de la anatomía de una hoja. La cara superior se llama haz ( compárese con la palabra faz, que tiene la misma etimología) y la inferior envés.
Nervios: Linea que divide la hoja en dos. Peciolo: parte de la hoja que une limbo al tallo. Tallo: parte de la planta que lleva las hojas. Vaina: parte de la hoja que une peciolo al tallo.
Peciolo: Es el rabillo que une la lámina de una hoja a su base foliar o al tallo. Falta en las hojas sésiles. El pecíolo puede ser una característica determinante para la identificación de la planta.
Envés: En Botánica se llama envés a la cara inferior o cara abacial de la lámina o limbo de la hoja de una planta. La epidermis del envés suele ser diferente de la del haz o cara superior; casi siempre presenta una cutícula más fina, mayor densidad de estomas y, frecuentemente también, mayor abundancia de tricomas (pelos epidérmicos). Casi siempre es de color más claro que el haz.
<script async src="https://pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js?client=ca-pub-9264027738328152"
crossorigin="anonymous"></script>
No hay comentarios:
Publicar un comentario